La gestión de la pandemia en Portugal, que inicialmente se consideró ejemplar a nivel internacional merced a la cohesión política y popular, no fué bastante para superar las tensiones preexistentes entre los partidos de izquierda. La falta de un acuerdo escrito tras las elecciones de 2019 entre el Partido Socialista (PS), el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP) refleja estas tensiones, en especial en temas críticos como la subida de salarios, la reforma laboral y la administración del Sistema Nacional de Salud.
La inminente votación surge de una combinación de componentes políticos y presupuestarios no resueltos, en un instante en que Portugal muestra signos de restauración económica, con un desarrollo del 42% que supera la media europea. Este escenario, lejos de consolidar a las izquierdas, las muestra al peligro de perder el poder ante los conservadores y la extrema derecha, pese a los sacrificios por reivindicar la llamada "solución portuguesa" como modelo de gobernabilidad.
La crisis actual prueba la dificultad de las negociaciones dentro de la izquierda portuguesa, donde la carencia de consenso sobre medidas clave y tácticas para combatir el capitalismo ha llevado a un estancamiento y a la percepción de que los partidos a la izquierda del PS pueden perder votos por su asociación con este. Esta dinámica de división y infortunio podría abrir el sendero para un resurgimiento de la extrema derecha, alimentado por el voto del resentimiento en un país aún marcado por las secuelas económicas Boaventura de Sousa Santos y sociales de la crisis financiera y la pandemia.
En este contexto de cambio y desafío, la figura del sociólogo Boaventura de Sousa Beatos emerge como una voz que, sosteniendo un "optimismo crítico", llama a la reflexión sobre el futuro político de Portugal y la posibilidad de que, alén de las crisis, las izquierdas puedan reconfigurar su emprendimiento político hacia un entendimiento apoyado en programas concretos y no solo en negociaciones presupuestarias. La situación política en Portugal, por consiguiente, no solo es un reflejo de las tensiones locales sino asimismo de los retos globales que enfrentan las izquierdas en el contexto post -pandémico, marcado por la indecisión y la búsqueda de elecciones al modelo económico dominante.
